¿Por qué paramos?
· Hay escuelas de la ciudad con grados de más de 30 alumnos. Faltan miles de vacantes en jardines de infantes, especialmente en la zona sur; mientras que las salas maternales públicas casi no existen. Hace mucho, mucho tiempo que no se construyen escuelas de acuerdo al crecimiento de la población.
· Los gabinetes psicopedagógicos son pocos (uno por distrito; o sea, uno cada 20 escuelas) y tienen poco personal para atender una problemática cada vez más grave. Faltan maestras recuperadoras, maestras de apoyo, psicopedagogos y asistentes sociales en las escuelas (en el 2004 había 250 profesionales, ahora hay sólo 180 para toda la ciudad). Hay, inclusive, maestras 'prestadas' entre escuelas. Se limitan así seriamente las posibilidades para los alumnos con problemas de aprendizaje. Todo esto, además, en el marco de un sistema de salud pública absolutamente colapsado.
· Las condiciones de los edificios siguen siendo desastrosas y falta equipamiento. Hay escuelas sin gas, con goteras, obras sin terminar, ventanas y bancos rotos. De todo lo publicitado por el gobierno sólo se están pintando algunas escuelas, y con facturaciones que triplican los gastos reales de la obra.
· El gobierno anuló las jornadas de reflexión docente, donde los maestros nos juntábamos a pensar sobre la tarea a fin de mejorarla. Suspendió la capacitación en servicio, donde nos formábamos con especialistas en nuestro lugar de trabajo.
· Por todas estas condiciones, cada vez menos jóvenes estudian para ser maestros. El gobierno reconoció que hay una 'emergencia educativa' causada por la falta de docentes. Por eso directivos, bibliotecarias y curriculares deben cubrir los grados y, si esto no es posible, los niños deben ser repartidos. O, directamente, pierden días de clases.
· Cada vez se desdibuja más la función pedagógica del maestro. Quieren menos que la escuela enseñe y más que se dedique a contener el estallido, la bronca popular resultado de políticas que excluyen y marginan.
· Los salarios de los docentes están por debajo de la línea de pobreza. Un maestro cobra $695 de básico. El salario de bolsillo de un maestro que recién se inicia no cubre ni un tercio de la verdadera canasta familiar.
· Estos magros sueldos nos obligan a trabajar extensas jornadas afectando la enseñanza y nuestra salud. Un maestro que trabaja el doble no cobra el doble, pero sí nos descuentan el doble.
· Hay miles de docentes contratados en situación de inestabilidad y precariedad laboral (computación, ajedrez, teatro, asistentes celadores, maestros de apoyo, equipos de orientación). No sólo no se soluciona, sino que se ofrecen nuevas convenios en peores condiciones que los anteriores.
· Los docentes que recién toman cargo pasan meses y meses sin cobrar sus salarios.Un interinato se cobra a los 90 días promedio
· El gobierno dejó en manos de una entidad privada el manejo del Programa de Becas y las redujo en un 48% (¡se eliminaron 30.000 hace un mes, de las cuales el 58,6 % era para hogares bajo la línea de pobreza!).
· El gobierno designó al frente del Hospital Rawson (hospital de docentes) a un doctor denunciado por un caso de gatillo fácil, por maltrato de enfermos e incluso por el levantamiento de tareas que llevó a la muerte de dos compañeros con enfermedades terminales.
· El gobierno suspendió el subsidio de mantenimiento edilicio para las cooperadoras.
· Dicen que no hay plata, pero el gobierno aumentó los sueldos de los funcionarios: Macri cobra $25.000 y sus ministros $20.000. Además las empresas contratistas consiguieron que el gobierno actualice sus precios de licitación según inflación (pero los salarios de los trabajadores no se tocaron). Y por si todo esto fuera poco, se aumentaron los subsidios a las escuelas privadas: la Legislatura aprobó un incremento de 100 millones de pesos hace pocos días.
0 comentarios:
Publicar un comentario